A lo largo de su vida Ignacio se dio cuenta de que él estuvo constantemente sometido a diferentes tendencias y sugestiones, alternativas contradictorias casi siempre. Su mayor esfuerzo fue tratar de descubrir lo que le movía en cada situación: el impulso que le conducía al bien o el que le inclinaba al mal; el deseo de servir a otros o la preocupación por su propia afirmación egoísta. Se convirtió en el maestro del discernimiento, y continúa siéndolo hoy, porque logró distinguir esa diferencia. Para Ignacio «discernir» era clarificar su motivación interna, las razones que estaban detrás de sus opiniones, poner en cuestión las causas e implicaciones de lo que experimentaba, sopesar las posibles opciones y valorarlas a la luz de sus probables consecuencias, para lograr el objetivo pretendido: ser una persona libre que busca, encuentra y lleva a cabo la voluntad de Dios en cada situación.
En este nivel de la reflexión, la memoria, el entendimiento, la imaginación y los sentimientos se utilizan para captar el significado y el valor esencial de lo que se está estudiando, para descubrir su relación con otros aspectos del conocimiento y la actividad humana, y para apreciar sus implicaciones en la búsqueda continua de la verdad y la libertad. Esta REFLEXIÓN es un proceso formativo y liberador. Forma la conciencia de los alumnos (sus creencias, valores, actitudes y su misma forma de pensar) de tal manera que les impulsa a ir más allá del puro conocer y pasar a la acción.
Con el término reflexión queremos expresar la reconsideración seria y ponderada de un determinado tema, experiencia, idea, propósito o reacción espontánea, en orden a captar su significado más profundo. Por tanto la reflexión es el proceso por el cual se saca a la superficie el sentido de la experiencia:
- Cuando se entiende con mayor claridad la verdad que se está estudiando.
- Cuando se descubren las causas de los sentimientos o reacciones que estoy experimentando al considerar algo atentamente.
- Cuando se comprenden más a fondo las implicaciones de aquello que he llegado a entender por mí mismo o con ayuda de otros.
- Cuando se logran tener convicciones personales sobre hechos, opiniones, verdades - distorsionadas o no -, y cosas semejantes.
- Cuando se logra comprender quién soy, qué me mueve y por qué, y quién debería ser yo en relación a otros.
Un reto aún mayor para el profesor, en esta etapa del paradigma del aprendizaje, es formular preguntas que amplíen la sensibilidad del alumno y le hagan considerar el punto de vista de los demás, especialmente el de los pobres.
La reflexión que estamos considerando, puede y debe extenderse dondequiera que sea conveniente, de modo que alumnos y profesores sean capaces de compartir sus reflexiones y tengan así la oportunidad de crecer juntos.